Los múltiples y alternados cantos de las aves acompañan cada amanecer la salida del sol que brota de las planicies del Nororiente Amazónico, éste inicia su lento recorrido desde lo alto y juguetea reflejando su luz en la extensa selva virgen del Guainía y en los techos de las casas habitadas por indígenas y colonos.
Para la pequeña comunidad indígena Berrocal Vitina, separada a veinte minutos del casco urbano de Inírida, capital del Departamento del Guainía, es un espectáculo ancestral ser testigos de este tipo de amaneceres policromáticos que han sido observados por generaciones desde la perspectiva de su etnia, los Curripaco.
Los 74 habitantes del lugar buscan en el vapor natural de cada mañana el pequeño caño que está a unos simples metros de sus viviendas, es cristalino y cambia de tonalidad oscura o naranja según la luz del día, allí estremecen sus pies y tímidamente salpican sus cuerpos para iniciar lo que llamamos los colonos “el baño matutino”, para ellos significa más que una acción repetida de pulcritud; representa el espacio en cual se tiene contacto con la sangre de la tierra, “el agua”, que cubre al mismo tiempo y sin discriminación los pies descalzos de los niños, jóvenes y la piel vivida de los abuelos que en su lengua entran en diálogos cargados de cultura, expresan sus formas de leer e interpretar la realidad.
El llanto y el dolor también son expresiones válidas para esta comunidad, representa una inconformidad del “ser” consigo mismo y/o con el entorno, manifestados a través del cuerpo en pulsaciones a las que bautizamos popularmente como malestar o dolor; Todos han pasado por ahí en algún momento de su ciclo vital, sobre todo los niños que despiertan su llanto al transcurrir de la noche provocando que el silencio de la selva interrumpa su místico silencio.
En repetidas ocasiones, por no decir muchas, la razón de esa expresión de dolor proviene de aquella cavidad que nos permite como humanos realizar acciones básicas como el masticar los alimentos, sonreír y comunicarnos oralmente, así es, el dolor proviene de la boca como consecuencia de afecciones bucales que obliga a los amaneceres de estas familias indígenas ser pasados bajo la desesperación de una patología originada por técnicas inadecuadas de salud oral.
Mientras los demás niños de la comunidad se refrescan en el caño cada mañana, también hay quienes deben quedarse en casa a la espera que esa molestia leve o aguda que no los ha dejado conciliar el sueño se marche de su boca al menos por un momento.
Pasan los minutos y a lo lejos se escucha el sonido de un vehículo que se aproxima, es fácil identificarlo por su color blanco, al llegar se estaciona frente a la pequeña escuela de la comunidad, de él sale un grupo de jóvenes con ropa azul y rostro amigable que entre rondas infantiles y material didáctico atraen a los niños para enseñarles lo que quizás para ellos es un juego, pero para su boca será la solución al dolor que les impide salir de casa, sonreír y dormir tranquilamente.
El grupo que coordina estas actividades está conformado por aprendices SENA del programa técnico en salud oral que semanalmente realizan visitas y talleres en la zona con la misión de promover en la población infantil y sus familias las buenas prácticas en higiene oral.
Dentro de las enfermedades bucales del Departamento del Guainía la Caries es identificada como la principal responsable de la pérdida dental y la causa de morbilidad más común en cuanto a consulta odontológica en todas las edades; seguida de esta, pero también con una alta prevalencia aparecen las enfermedades gingivales o de la encía como: Gingivitis (inflamación de la encía) y Enfermedad Periodontal (Pérdida de los tejidos de sostén de los dientes. Existen casos en los que una vez presentes estas patologías, sus manifestaciones persisten a lo largo de la vida, incluso cuando las lesiones han sido tratadas.
Inicialmente algunas familias mostraron cierto celo ante las visitas y actividades, pues según cuenta uno de los habitantes “nosotros cuidamos que la pureza cultural no se mezcle con las prácticas de los blancos o cabucos(apelativo que se le da a personas que no son indígeneas ni de la región )", pero esta apatía duró poco cuando se dieron cuenta que los niños comenzaron a realizar practicas constantes que propenden por la salud oral como cepillarse los dientes de manera correcta y de manera periódica.
“La dinámica con ellos es interesante”, afirman los aprendices, pues hay niños que hablan lengua curripaco y se debe traducir las enseñanzas con el apoyo de una aprendiz del grupo que también es indígena y habla esta lengua, a demás son altamente visuales y sonoros por cual se utiliza pedagogía a través de la música y el dibujo para lograr sonrisas saludables que se veran reflejadas en su calidad de vida y todas las mañanas en el caño mientras se bañan con su familia.
La siguiente fase de las actividades busca sensibilizar al núcleo familiar y de esta manera reforzar en doble vía la prioridad del cuidado dental y los hábitos saludables, pues aunque algunos cuentan con kits de aseo llegan a usar un cepillo dental por familia, lo cual genera enfermedades Periodontales; el trabajo de los aprendices con la comunidad ha permitido realizar profilaxis (limpieza oral) en los niños, identificar niveles de placa bacteriana y abrir las historias clínicas de los menores.
Pero la labor no termina ahi, al partir de la comunidad berrocal vitina, los aprendices se despiden de los niños quienes corriendo descalzos gritan alegremente a lado y lado de la empolvada y rustica carretera.
Tras su llegada al casco urbano retoman energías, alistan los materiales y las dinámicas de salud oral que desarrollan en los barrios, grupos religiosos y en personas de la tercera edad del Municipio.
El sol que fue el fiel acompañante de la jornada anuncia su retirada siendo absorbido pacientemente en la llanura que da por sentencia el fin del día, los aprendices se separan regresando a sus hogares con la satisfacción de la jornada, en sus mentes y corazones quedan grabadas las sonrisas, los paisajes, logros y experiencias recolectadas.
Mientras tanto, en la comunidad de Berrocal Vitina los abstractos dibujos y rondas que los niños crearon y pegaron en las rusticas paredes de sus malocas les ayuda a entretenerse mientras la noche les vuelve otorgar el tranquilo sueño que se expresa desde una hamaca al son de la tenue brisa de verano y el apacible silencio nocturno del Nororiente Amazónico.
SENA, de clase mundial.